Que bueno es poder iniciar este día saludando a mi esposa (mother-to-be), mi mamá, mi abuela y mi suegra...
Pero lo mejor de todo fue poder salir y comprar las margaritas que he estado buscando para la casa, y que mi esposa decía que no irían bien... jajaja se equivocó...
Por lo demás, hace apenas 19 días que mi suegro falleció, por lo que las cosas
lentamente van volviendo a la
normalidad, si es que acaso se le puede llamar así.
Es increíble ver que tan poco conscientes estamos todos de, como un amigo me dijo algún día, "lo único que es cierto en nuestra vida, pero que nadie quiere oír..."
Obviamente, las conversaciones en estos últimos días con mi esposa han sido alrededor de su papá... un hombre de verdad muy admirable por cierto. Pero me llamó poderosamente la atención que el día de ayer, hablando con uno de mis cuñados, él me expresó un sentimiento/pensamiento que coincide con el de mi esposa.
El me decía que previo a la muerte de su papá, le tenía mucho miedo a la muerte, pero que ahora la situación ha cambiado, ya que su amor hacia él es tan grande, que para él la muerte es hoy la oportunidad de reencontrarse con su papá.
Al margen de cualquier creencia religiosa, las cuales no pretendo invalidar, me impresiona ver el amor que unos hijos pueden llegar a tener hacia su padre. Definitivamente, eso solamente puede ser el fruto de años y años de dedicación, amor, disciplina y buen ejemplo.
Me pregunto hoy yo... será que podré desempeñar así mi papel como padre si Dios me permite serlo? La verdad es que mi compromiso para con mi esposa es alto, ya que el standard que ella tiene es alto, al igual que el mi papá me dejó a mí.
Es en momentos como estos en los que me voy dando cuenta que mi vida ha cambiado mucho, pasando poco a poco de ser alguien sin mayores responsabilidades "familiares" al punto donde me encuentro hoy: velando por mi mamá y abuela, por mi esposa y, si Dios quiere, por nuestros futuros hijos. Realmente Dios es perfecto, y simplemente estoy viendo como ahora viene siendo mi turno al bate. Como ahora el que se tiene que convertir en la figura masculina y de autoridad tengo que ser yo. Ya no están ni mi papá ni mi suegro para pedirles consejo ni para respaldarnos en determinada situación. Ahora soy yo quien debo ocupar
mi lugar, y que quede bien claro, que mi lugar no es el lugar de ellos, quienes son irreemplazables.
Le pido a Dios que me de sabiduría y fortaleza para enfrentar la vida que estoy viviendo, pero por sobre todas las cosas, que me de un corazón obediente y humilde.
